“Llega el jefe y nos cambia toda la jugada, que si esto no está dando resultados inmediatos o que si aquello no le gustó. Nunca deja a los encargados hacer sus funciones porque siempre mete su cuchara”. Esto es algo a lo que muchos líderes, gerentes y encargados se enfrentan al tener a un jefe que no deja que los demás hagan su trabajo, sin darse cuenta que llegaría más rápido el éxito si dejaran a los demás hacer lo que mejor saben hacer. ¿Te suena familiar?
El tema del que hablaremos hoy es de suma importancia si estás aprendiendo a delegar.
Hace poco me preguntaron por este tema, y la pregunta fue muy clara: ¿cuándo sabes que estás metiendo mucho tu cuchara de más en las labores de otros líderes o gerentes? No hay una sola respuesta. Cada empresario tiene su propia personalidad y su propia forma de hacer las cosas. Desde los organizados que te sabrán decir cifras actualizadas, pasando por los que están enamorados de su negocio y otros que nunca aparecen cuando se les solicita. Sin embargo, si te estás haciendo esta pregunta, quizás debas de analizar la razón.
Cuando hablamos sobre procesos, sistemas y mejores formas de organización, tenemos considerada la labor de un jefe y de un líder. Más como alguien que dialoga, convence y acompaña, y menos como alguien que busca imponer su opinión ante los demás. Un líder es más un gestor, un comunicador, un planeador y un delegador, no un ejecutor. Si bien es necesario que intervengas en algunos temas para dar tu opinión o directamente resolver problemas, lo mejor es crear las condiciones para que alguien dentro de tu organización lo haga. Eso es mucho más valioso que ser indispensable para tu empresa.
Si te surgió la duda es por algo, y siempre será mejor resolver la situación que dejar que el problema crezca sin control. Pero es muy importante considerar que si estás en un proceso de delegar ciertas funciones para poderte ocupar de hacer crecer tu negocio y siempre regresas a dar órdenes sobre la operación, administración o funciones que le corresponden a alguien más, te deberías de preguntar si es porque el área lo necesita o porque tú te estás involucrando más de lo necesario. La respuesta te dirá más cosas de las que estás teniendo en cuenta.
“Un líder es aquel que conoce el camino, hace el camino y muestra el camino”, dice el gran escritor y conferencista John C. Maxwell, y yo agregaría que también es aquel quien le da libertad a su organización para que florezca. Pero si aún así eres de los que tiene problemas para soltar porque no te convences de que todo vaya a salir según el plan, quizás el problema seas tú y no la empresa. Si lo piensas con detenimiento, no está mal, pero qué pensarías si te dijera que confiar en los procesos y la organización será más beneficioso a largo plazo que estar día y noche en tu negocio. Cuando ya no te vuelves indispensable y tu negocio sale a flote, ganas una libertad única que sólo el delegar de una forma adecuada te puede dar.
Pero bueno, seamos aún más claros. Aquí te diré qué labores y funciones debes de dejar a otros, no porque no puedas hacerlas, sino porque no te corresponde, hay alguien que ya está a cargo o simplemente no deberías de destinar tu esfuerzo y energía.
- Actividades rutinarias: si hay labores que sí o sí se tienen que hacer cada determinado tiempo o con regularidad, no es tu función. Créeme, te absorberá mucho tiempo y no verás resultados.
- Actividades especializadas: ya hay alguien con las habilidades y conocimientos para esa tarea. Piénsalo de esta manera, no compras un pastel y le dices al repostero cómo hacerlo.
- Funciones bien determinadas: recuerda que si hay algo que ya está establecido con metas, objetivos y desarrollo, significa que hay alguien detrás de eso. Es válido que preguntes un estatus o medir avances, pero no que tú hagas las funciones de otros.
- Asistencia: cómo he visto empresarios que también son centro de atención a clientes. Un empresario no debe de estar atendiendo cuestiones de este tipo. Es entendible que de vez en cuando te consulten o pregunten por algún caso en específico, pero que 24/7 seas quien deba de estar al pendiente es un error de principiantes.
¿Te identificaste con alguno de estos puntos? Mucho ojo, porque si te quedó la duda en el aire, lo mejor será poner cartas en el asunto y resolverlo. Recuerda que no hay una única respuesta, cada empresario deberá de ser su propio juez y evaluar si está haciendo lo correcto o puede hacer mucho más para mejorar.